Concurso de cartas de amor: Mi gran y verdadera historia de amor

Publié le par Stefan Kaltenhäuser

Mi gran y verdadera historia de amor
 
   Hoy, día de San Valentín, abriré mi corazón y contaré la historia que llevo guardada en él desde el día en que mi mirada se cruzó con la suya.
   Todo ocurrió una tarde de primavera, yo iba paseando por la playa, cuando nos vimos por casualidad, al verle sentí un latido en mi pecho y un fuerte escalofrío. Él se acercó a mi y me preguntó si me apetecía ver el atardeces junto a él, al no tener nada mejor k hacer, acepté sin pensarlo.
   Sin nosotros darnos cuenta nuestros corazones comenzaron a unirse a partir de ese momento. Lo pasamos muy bien y quedamos para el día siguiente. Nos acostumbramos a salir juntos todas las tardes. Algo muy raro estaba pasando dentro de mi, tenia 16 años y nunca había sentido esa sensación, cada día me costaba más separarme de él. Se convirtió en mi mejor amigo, poco a poco mi ilusión y con el paso del tiempo fue mi gran amor.
   Todo seguía igual en nuestros encuentros pero para mí todo era distinto, me estaba enamorando de un chico que creía que nunca se fijaría en mí. Cada vez que nuestras miradas se cruzaban, me daban ganas de llorar, tenía sus labios muy cerca y no los podía besar.
   Un día me dijo que me tenía que contar algo muy bonito que le estaba pasando: hacía unos meses que había conocido a una chica y se estaba enamorando de ella. Yo sentí un gran dolor en mi corazón al escuchar sus palabras. Al mirarle vi que estaba lleno de alegría, no pude evitar que una lagrima corriera por mi mejilla. Él, al darse cuenta, me la limpió con sus labios y me preguntó que me ocurría; yo, entre llantos, le conté que estaba enamorada de él mientras él soñaba con otra. Para mi sorpresa una sonrisa enorme inundó su rostro, entonces me dijo que esa chica de la que me había hablado era yo y sin darme tiempo a reaccionar me besó, fue un beso muy tierno y apasionad, una felicidad inmensa se apoderó de mi y nos fundimos en un fuerte y acalorado abrazo. Me pidió que siempre estuviéramos juntos, para el resto de nuestra vida, yo acepte encantada.
   Desde ese día fuimos inseparables, al cabo de 9 años nos casamos. Varios años después, una enfermedad acabó lenta y despiadadamente con su sonrisa, esa a la que tanto me gustaba mirar cada atardecer, en el lugar donde nos conocimos.
   Hoy, día de San Valentín, y con 75 años, aún siento sus suaves manos sobre mi cuerpo, ese al que hizo estremecer de placer. Él me lo dio todo en la vida, y al irse también me lo quitó. Solo espero que mi hora llegue pronto, para poder reunirme con él allá donde esté.
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