Concurso de cartas de amor: un sueño despedazado

Publié le par Stefan Kaltenhäuser

Un sueño despedazado
 
   Granada, 14 de febrero de 2007
Querida Iris:
   Después de lo que ocurrió, estoy de nuevo en este paraje recordando todo lo sucedido, aquello que me marcó para siempre…ç
   Una mañana, el móvil empezó a sonar, lo saqué rápidamente. Cuando hoy tu voz, los cabellos se me erizaron ya que hacía más de dos años que no sabía nada de ti. Me empezaste a contar que regresabas a España porque tu estancia en Los Ángeles había finalizado.
   Volverías dentro de dos días… y ¿volveríamos a revivir aquellos momentos? Cuando nos despedimos te pregunté si querías volver a verme y me dijiste que sí… pero la distancia hace el olvido…
   Fui a recogerte al aeropuerto y te vi más guapa y resplandeciente que nunca. Pero hubo algo que me preocupó: habías adelgazado 6 ó 7 kilos. Lo relacioné con la mala alimentación de esos lugares.
   Después de dejar el equipaje, empezamos a contarnos todas muestras batallitas. Nada había cambiado entre nosotros, nos seguíamos amando.
   Retomamos la relación, tan entusiasmados como la primera vez. El tiempo pasaba y cada vez estabas más delgada. Un día te pregunté y me contestaste que no podías creer que alguien como yo estuviera con una gorda, me quedé alucinado y te mandé callar enseguida.
   Los primeros síntomas de la anorexia fueron los frecuentes: bajadas de tensión y los desmayos, ¡vaya malos ratos me hacías pasar!
   Te ingresaron en el hospital, donde decían que debías admitirlo; si no, acabarías perdiendo el hambre, el sueño y lo peor de todo la sonrisa.
   Amenacé con dejarte para vez si reaccionabas, pero cuando intentaste luchar ya era demasiado tarde.
   Lo último que recuerdo de aquella habitación es como el sonido del monitor se apodero de mí, su pitido era solo un murmullo. Y me desmayé.
   De todo esto ya han pasado 3 años y vivo en un futuro indeciso.
   Otra vez estoy aquí, frente a la inmensidad del mar con una corona de rosas blancas. Ahora cuando me entero de que alguien ha salido de esta horrible enfermedad, creo que eres tú quién le susurra al oído tu historia y les adviertes de todo lo que pueden perder…
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